Jesús trató de explicar que el Reino o Reinado de Dios que él anunciaba era todo lo contrario. Era destronar y dominar al maligno o a los poderes de dominio que, si estaban instalados en la sociedad, era porque también lo estaban en el interior de las personas. Y esto se lograba si se revivía la presencia del Padre Celestial en la conciencia. El hombre fuerte o poder maligno que hasta entonces dominaba, era ahora dominado, atado y saqueado por otro más fuerte. Se trataba de la fuerza arrolladora del Padre Celestial, que Jesús palpaba en su propia vida y en la de la gente buena que lo rodeaba. Era una fuerza capaz de dominar y destronar en el interior al maligno, una nueva fuerza que empezaba a demostrar que era posible invadir y apoderarse de lo que se creía era territorio propio del poder de dominio, es decir, del maligno. Se equivocaban quienes creían que Jesús tenía su conciencia vendida a algún tipo de poder. La presencia activa del padre en su conciencia era quien lo movía a actuar como lo hacía.
es asi como jesus actua en nuestras vidas, ingresa a ellas si en nosotros hay una fuerza maligna o si nosotros se lo pedimos y se lo permitimos.
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